¿Se ha encontrado el arca de Noé?
¿Se ha encontrado el arca de Noé?
DE VEZ en cuando surge una oleada de publicidad sobre la búsqueda del arca de Noé. El entusiasmo que esto provoca es comprensible, pues encontrar la enorme embarcación en la que Noé y su familia sobrevivieron al Diluvio, entre los años 2370 y 2369 antes de nuestra era, constituiría un extraordinario hallazgo arqueológico. Tras múltiples intentos, la búsqueda continúa. Ahora bien, después de tantas especulaciones y alegaciones sensacionalistas, ¿qué se sabe realmente?
La Biblia revela que el arca de Noé “llegó a descansar sobre las montañas de Ararat” (Génesis 8:4). En la región que lleva ese nombre —ubicada en Turquía oriental, cerca de la frontera con Armenia e Irán— se encuentra el elevado pico conocido como monte Ararat.
¿Qué han aportado las numerosas expediciones a esa zona en busca del arca? Afirmaciones que llaman la atención, pero ninguna prueba concluyente. Las interesantes fotos aéreas, los pedazos de madera cubiertos de alquitrán y los informes de avistamientos han estimulado a algunos a buscar pruebas más tangibles, aunque no ha sido fácil. Suele mencionarse la posibilidad de que el arca se halle a 4.500 metros (15.000 pies) de altura en la ladera del monte Ararat. Pero debido a tensiones políticas en la región, a las expediciones extranjeras a veces se les niega el permiso para subir a la montaña.
No obstante, muchas personas interesadas en el arca desean que se realicen más expediciones. Creen que aún hay partes intactas del arca ocultas bajo el hielo del monte Ararat, cuya cima está coronada de nieve. Dicen que solo habría esperanzas de ver la embarcación y llegar hasta ella en los años con veranos más calurosos.
Tales esperanzas han sido avivadas por diversos informes. Josefo, historiador judío del siglo primero, hace referencia a varios historiadores antiguos que afirmaron que el arca aún se veía en lo alto de la cordillera de Ararat. Incluso se dice que había personas que se llevaban como recuerdo trozos de su madera cubierta de alquitrán. Entre los hombres citados por Josefo figura Beroso, cronista babilonio del siglo III antes de nuestra era.
Uno de los informes más intrigantes del siglo pasado fue el de un armenio llamado George Hagopian. Él contó que, de niño, visitó el arca con su tío a principios del siglo XX, y que incluso trepó por la estructura. Hagopian murió en 1972, pero su testimonio aún emociona y asombra a muchos.
¿Influiría el hallazgo en nuestra fe?
¿Existe alguna base sólida para creer que los exploradores hayan encontrado el arca, o que lo harán algún día? Tal vez, pero parece haber más motivos para dudarlo. En primer lugar, recuerde que la Biblia no dice dónde exactamente se detuvo el arca cuando bajaron las aguas del Diluvio. Solo menciona “las montañas de Ararat”.
* Recuerde, después que el arca se detuvo sobre las montañas, Noé y su familia vivieron en ella varios meses (Génesis 8:4, 5). Además, parece poco probable que, tras desembarcar, ellos y todos los animales hayan tenido que bajar de una cima tan alta, como si de alpinistas se tratara. Así que quizás el terreno donde el arca se detuvo era más accesible de lo que se imaginan los exploradores, pero lo suficientemente alto para encajar en la descripción de Génesis 8:4, 5. Y sin importar en qué parte de la región de Ararat se haya posado, ¿no habría desaparecido hace siglos debido al deterioro o al saqueo de sus materiales?
Es normal que los exploradores y quienes especulan sobre el tema concluyan que fue en el pico más elevado de la región. Sin embargo, las Escrituras no especifican que Dios hiciera que el arca se posara en la cima del monte Ararat, que hoy es un lugar frío a más de cinco kilómetros sobre el nivel del mar.Además, son discutibles las afirmaciones que suelen difundirse sobre la importancia religiosa de las exploraciones. El organizador de cierta expedición dijo que encontrar el arca “confirmará la fe de millones de personas [...,] y muchas otras llegarán a tener fe”. En una conferencia de prensa en 2004, él mismo afirmó que hallar el arca sería “el acontecimiento más importante desde la resurrección de Cristo”. Su exploración se canceló más tarde.
Y si se encontrara el arca, ¿realmente confirmaría la fe de algunos y haría que otros llegaran a tener fe? La Biblia enseña que la fe auténtica no depende de objetos que se puedan ver y tocar (2 Corintios 5:7). Hay gente tan escéptica que insiste en que necesita pruebas tangibles para poner fe en algunos relatos bíblicos. Pero lo cierto es que ninguna cantidad de pruebas le bastaría. Jesús habló de personas a quienes simplemente no se les podría convencer de las verdades bíblicas aunque vieran a alguien levantarse de entre los muertos (Lucas 16:31).
Por otro lado, la fe verdadera no es credulidad; más bien, se basa en pruebas sólidas (Hebreos 11:1). ¿Existen pruebas sólidas que motiven a las personas razonables a poner fe en el relato bíblico del Diluvio? Por supuesto. Jesucristo dijo con claridad: “Noé entró en el arca, y llegó el diluvio” (Lucas 17:26, 27). Esta es la prueba más contundente. ¿Por qué?
Antes de venir a la Tierra, Jesús estaba en el cielo (Juan 8:58). De modo que pudo ver la construcción del arca, así como el Diluvio. Ahora bien, ¿qué prueba le suena más convincente a usted? ¿El testimonio de primera mano de Jesús, que demostró ser completamente confiable y probó que era el Hijo de Dios, o la leve posibilidad de que los exploradores encuentren algunos pedazos de madera antigua en la cima congelada de una montaña? Cuando lo vemos desde esta perspectiva, las pruebas de que el arca de Noé sí existió son incuestionables.
^ párr. 10 El monte Ararat es un volcán que ha estado inactivo desde 1840. Alcanza una elevación de 5.165 metros (16.945 pies) y está cubierto de nieve todo el año.