La Tierra tiene las condiciones perfectas para la vida. Posee agua en abundancia, algo esencial para los seres vivos. La inclinación de su eje, su movimiento de rotación y su órbita están perfectamente calibrados para impedir que los océanos se congelen o se evaporen. Su atmósfera y su campo electromagnético la protegen de la radiación letal del espacio. Incluso los animales y las plantas viven en armonía. Al ver todo esto, muchos han llegado a la conclusión de que la Tierra fue diseñada con un propósito. (Lea Isaías 45:18.)

Sin embargo, hay quienes se preguntan si el sufrimiento y las injusticias que abundan hoy día eran parte de dicho propósito. (Lea Deuteronomio 32:4, 5.)

La Tierra fue diseñada para ser el hogar de una familia humana feliz que viviera con respeto mutuo y amando a su Creador. Eso significa que el hombre tiene un propósito superior al de las plantas y los animales. Nosotros podemos entender quién es nuestro Creador y admirar e imitar su amor y justicia. (Lea Eclesiastés 12:13 y Miqueas 6:8.)

El Creador puede cumplir todo lo que se propone, así que podemos tener la certeza de que eliminará los sufrimientos y las injusticias, y hará que la Tierra se convierta en el hogar de una familia humana feliz. (Lea Salmo 37:11, 29 e Isaías 55:11.)