Lo mejor para el buen desarrollo de los hijos es ver que sus padres se aman y se respetan (Colosenses 3:14, 19). También necesitan saber que sus padres los quieren y que se sienten orgullosos de ellos. Jehová dio un buen ejemplo a los padres al decirle a su Hijo, Jesucristo, que lo amaba y que tenía su aprobación. (Lea Mateo 3:17.)

Jehová, nuestro Padre celestial, nos escucha y toma en cuenta nuestros sentimientos. Los padres deberían imitarlo y prestar atención a lo que sus hijos dicen (Santiago 1:19). Es importante que respeten sus sentimientos y que no hagan un drama si dicen algo que no deben. (Lea Números 11:11, 15.)

Los padres tienen el derecho a establecer reglas en el hogar (Efesios 6:1). Pero, al igual que Dios, deben explicarles claramente cuáles son y qué consecuencias tendrá desobedecerlas. Eso es una muestra de amor (Génesis 3:3). Además, en vez de obligarlos a obedecer, es mejor mostrarles las ventajas de hacer lo que está bien. (Lea Isaías 48:18, 19.)

Póngase el objetivo de ayudar a sus hijos a amar a Dios. Si lo consigue, tomarán buenas decisiones, incluso cuando usted no esté presente. Dios nos enseña con su ejemplo; haga usted lo mismo. (Lea Deuteronomio 6:5-7; Efesios 4:32, y 5:1.)